Para entender la sustancia que le da origen a los mitos y leyendas de nuestro territorio, tenemos que conocer un poco acerca de la cosmovisión de las principales etnias que se asentaron en el Chile prehistórico, haciendo referencia a las etnias conquistadoras que influenciaron sobre su ideología, moldeando finalmente en la cosmovisión de las etnias chilenas contemporáneas.
Visualizando de sur a norte, podemos encontrar a la cultura aymará representativa de la zona norte; la cultura mapuche representativa de la zona central; y los yamanas y selk´nam, culturas representativas de la zona sur; y finalmente Rapa Nui. De los cuales podemos extraer el génesis u origen de las creencias actuales más populares.
LA ETNIA AYMARA
La etnia Aymará se encuentra asentada principalmente en Arica y consta de diversos grupos étnicos que se mueven desde la cordillera a los valles y desde aquí hacia la costa conformando un sistema o circuito socioeconómico.
Las quebradas que se forman en la cordillera y mueren en los valles constituyen los primeros circuitos naturales de traslado humano y de intercambio de productos. Esta relación se puede visualizar como una organización ecológica de tres niveles, que posee directa relación con el orden mitológico. Luego de la conquista incaica y española se produjo una reestructuración sincrética de su cosmovisión. La visión mitologizada, de su geografía, su historia y su universo espiritual, sufre un impacto definitivo en el proceso de chilenización y modernización cuyo efecto es destructivo para la identidad cultural de los aymará.
La visión del mundo inmaterial y sobrenatural de los aymará es una visión religiosa que sacraliza el medio natural, desde el cual se configura la razón existencial del hombre en este medio.
Para el aymará contemporaneo el conjunto ritual de origen cristiano lo denomina “religión”, en cambio los rituales y símbolos de origen precolombino son sus “costumbres”, que corresponden al misticismo más antiguo del culto aymará.
Si hablamos de sus mitos de costumbre, nos encontramos con que les rinden culto a los Mallcus, espíritus de las montañas nevadas; a la Pachamama, espíritu de la madre tierra; y el Amaru, la serpiente que representa la distribución de las aguas en sus tierras agrícolas. Esta triada de elementos son los constituyentes de su visión del espacio de lo que ellos llaman Acapacha (nuestro mundo), y lo que queda fuera de este mundo se llama Arajpacha (cielo) y Mancapacha (el caos o infierno). Estos tres niveles ideológicos configuran la base sobre el cual se distribuyen las figuras ecológicas de la mitología aymará.
LA ETNIA MAPUCHE
La etnia Mapuche asentada en un clima mediterráneo en general y en la zona sur un poco más caprichoso fomentando el misterio, en la isla de Chiloé. En este lugar las noches son profundas, y las selvas emiten gemidos bajo la acción de las tormentas. Esta isla, está formada ella por la cordillera de Piuchué, poblada de centenarios alerces y cae en elevadísimos acantilados al mar. De noche la travesía Impulsa hacia ella, masas densas de nubes negras.
Los mitos y leyendas de esta zona son los más característicos y los más populares de nuestro territorio chileno, y además poseen una continuidad histórica y superposición de versiones tanto mapuches como españolas, que fueron traspasados a los chilenos como herencia cultural. Uno de los ejemplos más claros son los términos mapuches, calcus, que se refieren a los seres que practican brujería, y los machis que son los que practican la magia blanca. Estos han logrado trascender con nuevas versiones como el chonchon, la voladora y el brujo que son tres fenómenos que se atribuyen a esta práctica. También se encuentran los seres fabulosos, que se asocian a los elementos de la naturaleza, el Trauko a la selva, el Caballo Marino a las olas que rompen en las bahías, la Pincoya a la abundancia de peces y mariscos, etc.
La cosmovisión mapuche nos revela la importancia que posee la tierra para ellos en cuanto al lugar que ocupa dentro de un orden dentro del cosmos, con relación al Wenumapu (los cuatro cielos) y con Inchemapu donde predominan las fuerzas del mal.
Los antepasados, cumplen la función de intermediarios, ya que les corresponde es vincular al hombre con las divinidades, pero su valor trasciende por ser la fuente de conocimiento y de la historia total de su cultura.
En cuanto a registro sobre los mitos de la creación, no está muy claro debido al sincretismo religioso producto de la introducción del cristianismo, pero si podemos decir que el principio de la cultura y los ritos mapuche tiene que ver con el mito del Tren-Tren y Kai Kai vilu, la versión mapuche del diluvio universal, que trajo consigo un nuevo orden de creencias y rituales ya que los efectos de esta batalla, el choque de las dos serpientes la de las montañas y la del mar, surge otro mito el de Sumpall y Mankian. Sumpall se refiere al fenómeno de la transformación de los hombres en peces y el mito de Mankian se refiere al fenómeno de la transformación de los hombres en peñas. Desde aquí, todo lo demás en sus creencias está basado en el juego de los opuestos. Hugo Carrasco; valiéndose del análisis estructural de que el mito funciona como un mecanismo simbólico de síntesis o de sublimación de contrarios, concluye que la “oposición quitar/dar, en sus múltiples manifestaciones resume sintetizadamente la historia del pueblo mapuche en el presente siglo”.
El territorio de los mapuches, constituye lo que hoy es parte importante de la VIII, IX y X región de Chile, desde el Bio-Bio hasta el Archipiélago de Chiloé, conformada por una familia central mapuche y cuatro familias regionales: Los Pewenches (gente del piñon); Los Wuilliches (gente del sur); Los Lafkenches (gente del mar); y Los Pikunches (gente del norte).
Esta representación virtual de las cuatro familias regionales de mapuches, está representada en la tetrapartición simbólica del kultrún (timbal chamánico mapuche).
LAS ETNIAS FUEGUINAS
Los indígenas de tierra del fuego, llegaron a nuestro continente hace unos diez mil años, como los primeros inmigrantes desde el Asia que colonizaron este territorio americano, seguido de otros pueblos que los siguieron y los fueron impulsando cada vez más hacia el sur, hasta ser empujados a su territorio actual. Ocupan, un territorio inhóspito, fragmentado en una gran cantidad de islas, canales, fiordos y bahías por los hielos que lo cubrían antes que llegaran; de clima muy ingrato; no demasiado frío, pero en que ningún mes alcanza una temperatura media superior a 10°; muy húmedo y con intensa nubosidad; de relieve accidentado, en que la fauna y la flora apenas encuentran espacio para arraigarse y ofrecen escasos recursos. En cambio, el mar, aunque frecuentemente tempestuoso, es la base de todo su sustento, donde abundan ballenas, focas, peces y mariscos.
La cosmovisión fueguina, se refiere a la visión que posen del cosmos y al sentido que poseen el orden del mundo para las culturas asentadas en tierra del fuego correspondientes a los grupos, selk´nam, haush, yamana, y halakwulup, siendo los selk´nam, la cultura más característica, cuyos relatos nos describen la existencia, de innumerables seres con diversas cualidades y cada uno con su historia: habitantes del cielo y la tierra y de debajo de ella.
Temaukel, representa el poder universal, que mora en una de las cuatro cordilleras invisibles, lejos de la cordillera del fin de la tierra y en la región del cielo del este (wintek), llamado también como cordillera de las raíces, ya que desde allí procede todo el poder que permite la creación y la existencia de las cosas. Temaukel creó la primera cúpula celestial del cual emerge Kenós, quien es enviado a la tierra como creador y como el primero de los antepasados de los selk´nam, para enseñarles a los primeros hombres (los howenh), la manera en que debían conducir su vida y relacionarse con el otro.
Kenós, fue el padre de los antepasados míticos o de los primeros sobrevivientes, fue él quien distribuyó la tierra, creó el lenguaje e instauró normas para regular las relaciones entre los hombres. El primer hombre fue creado por la acción de Kenós, quien exprimió en una mano un montón de pasto con tierra y creó el genital masculino y luego con el mismo proceso creo el genital femenino, Kenós dejó juntos los dos terrones en la noche, los que se unieron para formar un hombre, y cada noche se unían para formar un ser humano más, un howenh (antepasado), hasta que hubo buena cantidad de hombres y mujeres, los que se unieron para procrear.
Kenós, es además, el creador de la vida eterna, de la vida después de la vida, la cual se transforma y rejuvenece.
Se cuenta que los primeros antepasados huyeron al firmamento, transformándose en astros o estrellas. De entre los mitos más famosos, que mencionan estos acontecimientos están: el mito de “La estrella roja en la constelación de Orión” y “La persecución chamánica de Kra y Kran”, que corresponde a la mujer-luna y al hombre-sol.
El mundo de los howenh es el mundo de los antepasados (gobernado por las mujeres), que antecede al mundo de los chón (gobernado por los hombres), los selk´nam de la actualidad. El hito que los separa como orden o sistema, es la mencionada persecución chamánica de Kra y Kran, la mujer-luna perseguida por el hombre-sol, al descubrir este, el sistema por el cual las mujeres sometían a los hombres. Producto de esta lucha se reestructura el orden y la cosmovisión de los indígenas de tierra del fuego.
LA ETNIA RAPA NUI
La cultura Rapa Nui actual conserva gran cantidad de ritos, ceremonias y creencias ancestrales. Algunas prácticas variaron según las etapas por las que transcurrió este pueblo desde su prehistoria otras han desaparecido con el contacto intercultural por lo que su panteón o jerarquía de las divinidades no es claro. Sin embargo los antiguos conceptos como el Mana y el Tapu, aún permanecen.
El Mana, es la magia o poder sobrenatural y está en manos de los espíritus y sólo de algunos iniciados o sacerdotes, descendiente de un ancestro divinizado. Cualquier objeto puede contagiarse con esta magia, sobre todo las personas que viven con hombres poderosos. También se puede encontrar en elementos de la naturaleza. Muchos objetos naturales, incluso rocas, fueron descubiertos por la expresión propia de su mana, los moai eran movidos por los sacerdotes por la fuerza del mana y eran objetos consagrados para que proyectaran esa fuerza con su mirada.
Este poder es propio de los antepasados deificados. El maná es la fuerza origen de los hombres, de todas las cosas y de los espíritus protectores.
El mana, concentra principalmente en la cabeza pero su potencia se puede preservar en los huesos, por ello se usan cráneos son una marca en la frente y puesto dentro de un gallinero, para aumentar la fertilidad de las gallinas.
A nivel más terrenal, los espíritus podían asumir formas de objetos o vivir como personas, tener hijos con humanos, incluso morir, para reencarnarse otra vez.
En la llamada fase expansiva se produjo una inusual devoción religiosa, relacionada con el culto a los ancestros. En tal período se llevó a cabo la construcción de unos 300 altares ceremoniales y cerca de 600 moai. El culto al dios Make Make, relacionado con la fertilidad, surge en este período, y como final de la prehistoria de Rapa Nui.
Cada año, representantes de distintos linajes, competían por conseguir el primer huevo de la gaviota llamada Manutara, quien lograra conseguir el preciado huevo, que debía llegar intacto, en medio de una ardua lucha, era nombrado Tangata Manu (hombre pájaro). Esto significaba que el vencedor era la reencarnación del propio dios Make Make.
Durante un año, el Tanga Manu y todo su linaje, tenía derecho a privilegios económicos, políticos y religiosos, lo que se prestaba para un gobierno despótico y cruel sobre los vencidos.
Conexión cosmica_introducción al Chile Mitológico
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